Recién estrenado el siglo XXI, unos amantes de los animales tuvieron noticia de que, en un terreno cercano a Chapín, mal vivían hacinados decenas de perros. Con falta de comida, sin cuidados veterinarios y en pésimas condiciones higiénicas, su día a día dependía de que se acordaran de ellos y les llevaran cosas aparentemente tan simples como agua y algo de comer.  

Pero afortunadamente no les pareció suficiente y comenzaron a movilizarse. Constituyeron la Asociación para la Protección de los Animales No Me Abandones (NMA) consiguiendo que el Ayuntamiento les cediera unos terrenos. Es posible que en ocasiones el universo se alíe para que las cosas buenas progresen.

En esa situación surgió la desinteresada donación de una importante cantidad de dinero por parte de alguien que, en aquel momento, era sólo una persona sensible que no quiso mantenerse al margen de la situación tan dura en la que NMA se encontraba. Sin ella, y sin ese gesto tan generoso y altruista, los comienzos hubieran sido mucho más duros y cabe la posibilidad de que el proyecto no hubiera podido prosperar. 

Los comienzos no fueron fáciles

Una de las primeras dificultades consistió en que la constructora que fue contratada para poner en marcha el acondicionamiento de las instalaciones ejecutaba las obras sin calidad y los voluntarios tuvieron que decidir la paralización de las obras. En consecuencia NMA tuvo una pérdida de recursos y tuvo que cargarse de energía y buscar otras alternativas. 

Pero el tiempo y los compromisos avanzaban,  los perros ya se encontraban en el refugio y había que asumir los gastos de alimentación y de cuidados veterinarios. Los recursos extraordinarios de la voluntaria se iban consumiendo con lo que hubo que construir espacios cuyo vallado podían ser unos palés y el techo cualquier somier cubierto con una manta.   

Una lucha del día a día que fue logrando su recompensa

En nuestra tierra existen pocos días de primavera idílica. El trabajo se desarrolla bajo un calor insoportable o con un frío que te hiela los dedos; hay días que no encuentras fuerzas para trabajar durante horas con unas temperaturas altísimas y otros en los que la lluvia no te da descanso, días en los que el paseo de los perros se hace en el barro y la labor de limpieza es una tarea interminable. 

A esa labor imprescindible hay que añadir los necesarios traslados a la clínica veterinaria, compra interminable de pienso, captación de socios, búsqueda de voluntarios, mantenimiento básico de las instalaciones y un largo etcétera de pequeñas necesidades…

La belleza de la labor que realiza NMA fue atrayendo socios, madrinas y voluntarios; fue así creciendo y tomando fuerza una asociación que ya sobre pasa los 20 años de antigüedad.   

Su bienestar, nuestra prioridad

Se decidió dividir las instalaciones en tres patios. Se vallaron para independizarlos y se posibilitó así incrementar el tiempo de paseo de los perros y el trabajo simultáneo de los voluntarios. Fueron éstos mismos los que hicieron las obras de los cheniles del patio 3. Éstos cuentan con espacio interior para resguardarse y patios al aire libra a los que asomarse con sus compañeros de chenil. Durante su limpieza los perros salen al patio común y juegan, corren y ofrecen cariño y agradecimiento a los voluntarios.

Posteriormente se acometieron las obras del patio 1 y finalmente en el 2. Habíamos pasado así de unas instalaciones hechas con manos con corazón y escasos recursos a patios y cheniles en los que los perros pueden vivir con las adecuadas condiciones básicas. Nuestro mayor esfuerzo es que durante ese tiempo que permanecen con nosotros, que deseamos sea sólo el necesario hasta ser adoptados, disfruten de un espacio saludable en el que puedan recibir el cariño que ellos entregan con generosidad. 

Cuando uno de ellos es adoptado, tenemos la alegría y la satisfacción, mezclada inevitablemente con un pequeño nudo en la garganta, de saber que tenemos de nuevo la oportunidad de acoger a otro perro al que ofrecerle esa misma posibilidad.

Nada de esto sería posible sin vosotros

En ese camino han sido necesarios voluntarios que renunciaran al descanso de los domingos para poner un puesto en el rastrillo, entonces en la Alameda Vieja. Entre semana recogían artículos donados a NMA, lo calificaban y preparaban para su venta. NMA también puso en marcha el ya tradicional calendario. En su primera edición conseguimos la participación altruista de muchos famosos jerezanos. 

Pero son muchos los gastos de una protectora, no sólo la construcción de los cheniles, también son imprescindibles asumir otros gastos como alimentación, cuidados veterinarios o mantenimiento de instalaciones. Nada de eso hubiera sido posible sin la ayuda de nuestros socios, padrinos y colaboradores en general. 

Después de muchos esfuerzos y de que muchos voluntarios hayan dejado allí su alma, hoy día No Me Abandones puede presumir de tener un espacio de calidad para que los perros recogidos puedan recuperar ánimos y fuerzas después de su abandono en busca de un nuevo hogar.